viernes, 25 de septiembre de 2015

¿Comenzamos con un poco de historia?

Dicen por ahí que no existe nada nuevo bajo el sol, y ya lo creo que es así…aunque la odontología aparente ser muy moderna y sofisticada, no se trata más que de la evolución misma del ser humano. Los problemas odontológicos son tan antiguos como la vida misma, por lo que con razón decía Lukfin que: “la historia de la evolución de las prácticas médicas y dentales es esencialmente la historia del desarrollo de la humanidad”. Echemos un vistazo…

LOS EGIPCIOS:
Según evidencias arqueológicas, sabemos que los egipcios fueron los primeros en utilizar la crema dental. También fueron precursores en el área  de la estética, ya que incrustaban piedras preciosas en los dientes en función del linaje. (Si, si, si…los piercings tampoco son cosa nueva)

LOS MAYAS:
Esta sociedad tenía la costumbre de lavarse los dientes después de las comidas. Sin embargo, no estuvieron exentos de la caries dental ni de la periodontitis. A pesar de que no consumían azúcar, su dieta era muy rica en carbohidratos y pobre en proteínas y vitamina C (lo que explicaría los problemas periodontales).
Para este pueblo, los dientes y la sonrisa tenían una gran importancia, ya que ambas cosas estaban relacionadas directamente con la jerarquía y la belleza. Se cree que sus prácticas odontológicas tenían un carácter religioso y social, pero sobretodo estético. Ellos también realizaban incrustaciones o mutilaciones dentales con piedras semipreciosas. La cavidad se realizaba con un taladro rudimentario, empleando cuarzo como abrasivo (por su dureza). La incrustación podía ser de jade, amatista, hematita, turquesa, cuarzo, cinabrio y pirita de hierro. Finalmente, se fijaba la incrustación con un ajuste perfecto a la cavidad mediante un cemento de fosfato de calcio. Sorprendente ¿no?

Posteriormente, los Incas y los Aztecas tomaron los métodos de los Mayas para la reconstrucción de piezas dentales.

LA ANTIGUA ROMA:
Antes de las llegada de los médicos griegos, existían ya en roma los laicos o empíricos, hombres que transmitían de generación en generación ciertos conocimientos odontológicos. Los métodos que ellos utilizaban están descritos en doce tablas promulgadas 450 años a. C. De allí sabemos que los romanos trataban los dientes con pastas y metales. El poeta Marcial del año de la primera centuria, refiriéndose a una dama en una sátira dice: “que sus dientes eran bonitos porque eran comprados” eso nos revela que ya existían prótesis desde entonces. Los romanos aprendieron de los etruscos  la preparación de esas prótesis: ellos usaban los dientes de animales limados, desgastados y unidos con un anillo de oro.


EDAD MEDIA:
La praxis odontológica evolucionó mucho durante esta era. Existe constancia de un verdadero auge en la cirugía, tarea que fue puesta en manos de barberos: con la habilidad con la que afilaban sus cuchillas y hojas de afeitar, mostraron su gran destreza y sabiduría a la hora de abrir abscesos y extraer muelas. Gracias al tratado de Chauliac, podemos saber que los cirujanos de la Edad Media ya usaban fármacos, tales como el opio, la hiosciamina, raíz de la mandrágora, la hiedra, etc., para tratar y evitar el dolor en sus pacientes durante las operaciones.
También incorporaron el uso del ácido para blanquear los dientes, sin embargo pronto descubrieron que más que blanquear, el ácido destruía el esmalte dental.


En el inicio de la década de 1800, los dientes de porcelana se hicieron más populares y más fáciles de fabricar. Más pacientes con dientes perdidos tuvieron la oportunidad de recuperar su sonrisa con dientes de aspecto más natural.

SIGLO XX Y ACTUALIDAD:
Por esta época, la estética en odontología requería de una mayor naturalidad en los trabajos a realizar. Para ese entonces, los únicos materiales que tenían color similar al de los dientes y que se podían utilizar para restauración estética eran los silicatos, pero duraban muy poco, ya que se desgastaban rápidamente al tiempo de ser colocados. No pasó mucho tiempo hasta que se encontró una solución…en la década del 40 los silicatos fueron reemplazados por la resinas acrílicas (un magnifico descubrimiento). Estas tenían la ventaja de poseer un color similar al de los dientes, eran insolubles a los fluidos orales, fáciles de manipular y eran de bajo costo, pero fallaban aun en su adhesión al diente. Fue el Dr. Michael Buonocore quien introdujo en 1955 el tratamiento ácido para la adhesión de la resina al esmalte, convirtiéndose en un pionero de la odontología.

Por otra parte, el Dr. Branemark (científico sueco), a mediados del siglo XX, descubrió, casi por casualidad, que el titanio se adhería firmemente al hueso. Por lo que rápidamente pensó que podía ser una excelente manera de fijar estructuras en forma estable al hueso. Para ello usaba implantes de titanio atornillados a la zona anterior de la mandíbula, y sobre ellos, se fijaba, con algunas modificaciones, una prótesis total. De esta manera, dio nacimiento a la implantología moderna…¡una verdadera maravilla!



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